¡Juventud, hermosa juventud!

Ricardo y Santiago eran dos ancianos que vivían sus últimos meses de vida dentro de un asilo de mala muerte, el personal constantemente los maltrataba y en ocasiones los drogaban para robar las pertenencias de los ancianos.

Por otra parte sus nietas quienes habían tenido la brillante idea de dejarlos ahí solían visitarlos dos veces al año, sin tener idea de las condiciones solo firmaban permisos en el asilo y llegaban para saludar.

Tras intentar escapar un par de ocasiones los viejos amigos sabían que nada funcionaria si sus cuerpos eran inútiles para esta clase de tareas y las únicas que podrían hacer algo eran sus nietas, así que se pusieron manos a la obra y con ayuda de uno de los enfermeros menos despreciables consiguieron un par de drogas con un poder único.

El día que las chicas recibieron a los ancianos en casa  estos en secreto ocultaron una pastilla en cada comida, después de unas horas el efecto se hizo presente y entonces el cambio dió resultados.
Mientras las chicas dormían en los viejos cuerpos de sus abuelos, estos hombres se sentían frescos y completamente diferentes a lo que estaban acostumbrados era el momento que habían estado esperando por años, sería tan divertido tener de nueva cuenta juventud pero no contaban con que las chicas estaban dispuestas a todo para recuperar sus vidas.




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